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miércoles, 4 de junio de 2014

Quiero ser consultado. ¡Referendum!

     En muchos de los artículos que he venido publicando quedan patentes mis inclinaciones ideológicas en favor de un sistema republicano en contraposición al monárquico imperante. Y creo en ello por herencia y por convicción. Por la herencia transmitida por mis más inmmediatos antepasados, muchos de los cuales lucharon y dieron su vida defendiéndola. Por convicción porque creo que es el sistema más justo, pues la representatividad del Estado la debe ostentar un representante electo por el pueblo, y no uno designado por una vía hereditaria. Reconozco también estar más al lado de una República heredera de la 2ª, la de 1933, de raíz popular y obrera que de la 1ª, de origen mucho más burgués.

Proclamación de la II República, 1933, Plaza del Sol, Madrid.
    
      La República en sí misma no es la solución a todos los problemas. Tampoco debe ser fuente de otros nuevos. La República no es más que el sistema de gobierno más respetuosos con los derechos fundamentales del hombre, aquellos herederos del lema "Igualdad, fraternidad y solidaridad" de la revolución de 1789. Un sistema en el que cualquier hijo de vecino pudiera ostentar la representatividad del Estado por elección de la mayoría de ciudadanos. Un sistema en el que absolutamente nadie fuera inviolable e inimputable judicialmente por sus actos. Un sistema, en conclusión, en el cual la Soberanía esté completamente en manos de los ciudadanos.

     La abdicación del trono por parte de un Rey que fue heredero político de un dictador, que representó un oscuro (y oscurecido) papel en el cambalache del 23-F, que llegó a España económicamente exhausto y se jubila más que multimillonario, abre una puerta a la esperanza, a la posibilidad de que de una vez por todas se agrieten los cimientos de este sistema y se dé paso a un nuevo modelo de Estado, de derechas o de izquierdas según la voluntad de la ciudadanía, y sobre el cual deberían construirse las bases de un nuevo país, laico y aconfesional por definición y por actuación, judicialmente independiente del poder político, y que ofrezca una participación ciudadana mucho más amplia y continuada, algo que vaya más allá del intercambio votos/promesas cada cuatro años.

Concentración a favor de la proclamación de la III República en Gijón, el 2 de Junio, tras hacerse pública la abdicación del trono por Juan Carlos I

     La convocatoria de un Referendum monarquía/república es la única vía que permitiría la consolidación de un modelo de Estado a largo plazo, pues el resultado sería, fuese el que fuese, expresión incontestable del sentir popular.

     Por estos motivos, y otros muchos que se me vienen a la mente, creo llegado ya el momento de que se convoque un referendum que nos permita escoger nuestro modelo de Estado y, convocar unas Cortes Constituyentes con las que elaborar una nueva Constitución para un nuevo país. La transición ya ha acabado. Los pactos de la Moncloa no son más que papel amarillento por el paso del tiempo. Esta España no es la de 1978. Nosotros hemos cambiado. Y el país debe cambiar.



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