Las sierras del
Pedrosu y Bufarán son dos cordales con orientación N-S que delimitan las
concejos de Candamu, por el Oeste, Les Regueres, al Este, extendiéndose desde
el pueblo de La Llinar en Illas, por el Norte, hasta las alturas que dominan los
pueblos de Cuero y Peñaflor, en Grau, hacia el Sur. Durante la Guerra Civil,
estas alturas conformaron uno de los sectores más activos del frente asturiano.
Tras la apertura
del pasillo de Grau que tan precariamente conectaba la capital y bastión
rebelde, Oviedo, con el territorio controlado por las fuerzas sublevadas, estos
montes se convirtieron en una peligrosa cuña que se adentraba entre las líneas
franquistas, constituyendo una amenaza permanente sobre la integridad del
corredor y la comunicación y abastecimiento con la ciudad asediada. El valor
estratégico de estas alturas propició que fuesen fuertemente fortificadas en el
periodo comprendido entre septiembre de 1936 y octubre de 1937 por ambos bandos.
Por la parte republicana, muy especialmente a partir de abril de 1937 tras el
fracaso de la ofensiva de febrero, se produjo un importante cambio en las
consignas que se enviaban a la población y las milicias por parte de las
autoridades del Consejo y la prensa controlada por los partidos. De aquel
“tomar café en Peñalba” de los primeros días se pasó al “fortificar es la
garantía del triunfo”. Por todos los sectores del frente surgieron multitud de
fortificaciones de hormigón de todo tipo: galerías blindadas, casamatas de
artillería, refugios, nidos de ametralladoras, fortines, etc. Las sierras del
Pedrosu y Bufarán no serían ajenas a este afán constructivo y en ellas,
conectadas a través de kilómetros de trincheras, se ubicaron un buen número de
construcciones que han llegado hasta nuestros días en un muy buen estado de
conservación.
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Vista desde el blocáo de los Cuetos. Al fondo Ventosa y la antigua carretera a Avilés |
Actualmente las
líneas republicanas a lo largo de estos cordales se encuentran señalizadas y
acondicionadas para su visita, habiéndose establecido tres rutas distintas que,
de Norte a Sur, recorren gran parte de las posiciones. No obstante, pese a esta
división en tres rutas, hay que decir que todas enlazan entre si dado que la
línea del frente era continua, por lo que con tiempo y ganas se puede recorrer
el conjunto entero partiendo de cualquiera de sus extremos. De todos modos, y
para que resulte más fácil la identificación de los elementos que descritos a
continuación, me ajustaré a los recorridos tal y como han sido planteados.

Dos de las tres
rutas, la que recorre las posiciones de segunda línea entre los altos de La
Llinar y Los Cuetos, y la que va del altu La Trapa al altu de La Degollada,
comienzan desde un aparcamiento habilitado en lo alto de la Sierra, en la
carretera que une Cogollu, en Les Regueres, con La Reigada, en Candamu,
mientras que la tercera, la de los altos del Pedrosu y La Escrita, parte desde
el Area Recreativa de La Degollada.
La primera de
ellas, al Norte de la sierra, partiendo del aparcamiento anteriormente citado
es la única circular, con un recorrido de 3,6 kilómetros. El camino, bien
señalizado asciende en dirección NNE por la vertiente de Candamo en un camino
que transcurre entre pinares. A unos 500 metros del comienzo, a mano izquierda,
en Los Cuetos, se abre la primera de las posiciones fortificadas, un curioso
puesto circular excavado en tierra y que en su momento contaría con una
cobertura de troncos, sacos terreros y tierra. Estas posiciones circulares que
permitían una defensa en todas direcciones se conocían con el término de
blocaos, y fueron un elemento defensivo de profusa utilización durante las
guerras coloniales en el protectorado de Marruecos. Siguiendo la senda
encontraremos nuevas posiciones fortificadas en la zona conocida como Les
Fontes, que cubrían la carretera que desde Grullos lleva a Avilés, de gran
valor estratégico como principal vía de comunicación de este sector del frente
con la comandancia establecida en la villa avilesina. Este segundo núcleo de
defensas consta de un gran trincherón que corre paralelo al cordal y en el que
se abren refugios excavados en la roca madre cada pocos metros. Estos refugios
proporcionaban cobertura a las tropas tanto en el caso de verse sometidos a
bombardeos artilleros como a ataques aéreos. Solían tener forma de U para
asegurar al menos una salida en caso de que un impacto afortunado bloqueara uno
de los accesos. También se localiza en esta zona un único nido de
ametralladoras de hormigón, cubriendo con su fuego la citada carretera. En la
cima se localiza también un observatorio excavado en la roca.
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Blocao circular de los Cuetos. |
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Tramo del trincherón de Les Fontes con uno de los refugios excavados en la roca |
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Nido de ametralladoras de Les Fontes, con tres troneras y un acabado del encofrado muy cuidado. Se aprecia una canaleta en el centro para la evacuación de agua. |
Tras dejar atrás
el conjunto de Les Fontes sale un desvío a la izquierda que lleva al Altu de La
Llinar, en el vértice que divide los concejos de Candamu, Les Regueres e Illas.
En esta altura se localiza una trinchera de gran tamaño que controla el valle de
Cogollu, en Les Regueres. Por otra parte, en este alto se puede observar al
menos la presencia de un antiguo túmulo neolítico, algo que no es extraño pues
este tipo de estructuras son numerosas en todas estas alturas. Alguna más nos
encontraremos más adelantes mientras que otras resultaron casi arrasadas
durante la construcción de elementos defensivos por parte de ambos
contendientes.
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Trincherón de La Llinar |
Después de
desandar este tramo del camino volvemos a la ruta circular, tomando dirección
SSW, alcanzando la posición del picu Abariegu, en el que a los pies de los
molinos de un parque eólico se encuentran varios tramos de trinchera. De estas
trincheras parte una perpendicular, estrecha, que termina en un nido de
ametralladoras de hormigón con tres troneras. Por debajo de esta fortificación
discurre otra trinchera semicircular de gran tamaño. Como en el picu La Llinar,
también aquí se pueden encontrar restos de túmulos neolíticos dentro del
perímetro del parque eólico.
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Nido de ametralladoras del Picu Abariegu |
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Túmulo neolítico dentro del parque eólico de la sierra del Pedrosu, a la altura del picu Abariegu. |
Descendiendo el
cordal en dirección al aparcamiento aún encontraremos otro elemento defensivo
más, otra gran trinchera excavada en la roca en el lugar conocido como Pié de
la Sierra que se alza sobre el pueblo de Cogollu, y que destaca por conservar
tramos con una profundidad considerable.
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Trincherón al Pié de la Sierra |
Una vez llegados
al aparcamiento se puede iniciar la segunda ruta, un recorrido lineal de 3,9
kilómetros que nos llevará hasta el área recreativa de La Degollada.
Personalmente es la ruta que contiene los elementos menos espectaculares, a
excepción hecha de la batería que se encuentra en el Altu de los Cañones.
La primera
posición que se encuentra en el camino es la de las trincheras del Altu la
Trapa. Estas trincheras llaman la atención por el marcado zig-zag que
presentan, una característica típica en las trincheras que limitaba el efecto
de los ametrallamientos de los aviones enemigos así como de la onda expansiva y
la metralla producidos por la explosión de bombas aéreas o proyectiles de
artillería. Poder apreciar bien estas trincheras no siempre es posible debido a
que son bastante estrechas y rápidamente quedan cubiertas a poco que la maleza
y los helechos crezcan un poco. Desde estas posiciones parte un camino que
conduce al picu La Utre, en el que se aprecian dos líneas de trincheras más o
menos paralelas pero a distinta altura, junto a otras más pequeñas que las
enlazan. Aunque aún está bien definido su trazado, presentan un importante
grado de colmatación que no da idea de su profundidad original.
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Trincheras en zig-zag del Altu la Trapa |
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Trincheras en el picu La Utre |
Tras volver al
Altu la Trapa, el camino prosigue en descenso hacia el Altu de los Cañones,
donde se encuentra el elemento más llamativo de esta ruta, los restos de las
cuatro casamatas artilleras que aquí fueron ubicadas. Son grandes
construcciones en comparación con el tamaño de los nidos de ametralladoras de
la zona. Las casamatas de artillería son un elemento muy singular y muy
característico de las fortificaciones republicanas asturianas. Y es que si bien
la construcción de nidos de ametralladoras, galerías blindadas y refugios
estaba muy extendida por toda España, en el territorio republicano de Asturies
se siguió una política que pretendía proteger todas las piezas de artillería de
campaña en búnkers con pesadas losas de hormigón que las hiciesen invulnerables
ante la contrabatería enemiga o los ataques de la aviación. Estas baterías, de
las que aún existen muchos ejemplos por toda Asturies, especialmente en los
frentes estáticos en torno a Oviedo y el pasillo de Gráu, contaban además de
con las casamatas para los cañones, con galerías que las intercomunicaban,
refugios y polvorines. Las casamatas tenían una cobertera de hormigón forjado
con raíles de hierro con un espesor de más de un metro. Precisamente, debido a
la carestía de materiales tras finalizar la guerra española, estas casamatas
fueron voladas por el Comité de Reconstrucción de Regiones Devastadas con el
fin de extraer las valiosísimas vigas de hierro.
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Una de las casamatas del Alto de los Cañones |
Las casamatas del
Altu de los Cañones, debidamente limpiadas de los escombros tras las voladuras
de posguerra, presentan una superficie circular con muros levantados en
ladrillo macizo, en los cuales se abren diversos huecos. Uno, el de mayor
tamaño y orientado hacia el NW, servía para introducir o sacar la pieza de
artillería. Otro, más pequeño, orientado hacia el territorio de Les Regueres
controlado por los rebeldes, servía para sacar la boca del cañón y hacer fuego.
A los lados, y a nivel del suelo, se abrían otros pequeños huecos que servían
de pequeños polvorines en los que se almacenaban las municiones. Estos cuatro
casamatas aún conservan un buen estado dentro de lo que cabe por las razones
anteriormente citadas, conservando sus muros una buena altura. Estas casamatas
ocupaban una posición en segunda línea, pues las alturas al este de la sierra
estaban controladas por las milicias, lo cual no le impedía hacer fuego sobre
las líneas rebeldes que quedaban dentro de su campo de tiro. Existe otra
batería acasamatada en Carballinos, una altura que se extiende al sureste del
Pedrosu como una cuña entre las vitales posiciones franquistas del Picu Cimeru
y Picu l’Arca.
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Uno de los pequeños polvorines con los que contaban las casamatas. |
Tras dejar atrás
las casamatas artilleras del Altu de los Cañones, el camino discurre a lo largo
de toda la cresta de la sierra, a lo largo de la cual son visibles numerosos
tramos de trincheras bastante desdibujados. Hay que tener en cuenta que en su momento
existiría una red de trincheras continua a lo largo de ambos cordales,
independientemente de que se establecieran atrincheramientos más poderosos en
aquellos puntos de mayor interés estratégico. Al llegar al Altu del Horru, uno
de los puntos de mayor altitud de la sierra, sobre el pueblo de Cogollu,
encontramos unos tramos de trinchera que están más definidos debido a que en
gran parte han sido excavados sobre roca y no sobre tierra. Uno de estos tramos
asciende hasta la cumbre donde se levanta un hito de piedras superpuestas. Tras
este nos encontramos con un pozo de buen tamaño donde muy probablemente se
localizaba el puesto director de tiro de la batería anterior. Este pozo, al
igual que en el caso del blocao circular de Los Cuetos, o el de los refugios
que encontraremos en El Pedrosu o La Escrita, estaría ligeramente realzado
sobre el nivel del suelo por sacos terreros y contaría con una cobertura
compuesta por troncos, sacos y tierra.
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Observatorio del picu El Horru |
Desde el
observatorio del Picu del Horru el camino continúa en ascensión hasta el Picu
la Cruz, el punto más alto, en cuya vertiente SE se levanta un nuevo
atrincheramiento. Este es el último elemento destacable hasta llegar a Campa
Cullada, donde se encuentra el Area Recreativa de La Degollada, punto final de
la segunda ruta e inicio de la tercera, la última y más espectacular de todas.
La ruta que
recorre el Altu d’El Pedrosu y La Escrita es la de mayor longitud, con casi 6
kilómetros y con los mayores desniveles de las tres. Tiene dos puntos bien
diferenciados en los que se concentran el grueso de las fortificaciones. Por un
lado está El Pedrosu, que a diferencia de las anteriores ya es una posición de
primera línea de fuego, pues se haya bajo fuego directo de las posiciones
franquistas del Picu l’Arca y El Cimeru. Por su parte, La Escrita, es una
posición muy avanzada incrustada entre las posiciones rebeldes de La Manga, Cotaniello
y El Cimeru (este de superior altitud), lo que la hace estar batida desde casi
todas las direcciones. El hecho de encontrarse estas posiciones tan próximas al
enemigo y al alcance del tiro de fusil implicará una mayor densidad de
fortificaciones, y un peor acabado de las mismas, pues tenían que levantarse de
noche a toda prisa para sustraerse al fuego enemigo. (La historia del asalto al
Cimeru en agosto de 1937 puede consultarse en http://asturtsalia.blogspot.it/2014/10/la-ofensiva-del-1-agosto-en-asturies.html).
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La Escrita, posición republicana incrustada entre las franquistas. en el centro la altura de Cotaniello y a la derecha de esta, La Manga. Al fondo se puede ver Grau, centro neurálgico de la defensa del corredor y avituallamiento de la capital asediada. |
Desde la misma
área recreativa de La Degollada parte una pista en dirección sur que asciende
entre los pinares, primero de forma suave y luego más pronunciadamente. Al
llegar a la cima parte una senda a mano izquierda que se adentra en el bosque,
abriendo ante nuestros ojos un laberinto de trincheras y parapetos sobre los
cuales iremos encontrando las distintas obras allí erigidas, desde los puestos
de tiradores, a los nidos de ametralladoras, pasando por abrigos pasivos
excavados en la tierra, o puestos blindados probablemente usados como puestos
de mando.
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Trincheras en la sierra del Pedrosu |
El primer elemento
significativo es un pozo para un nido de ametralladoras que el fin de la
contienda en Asturies impidió construir. En sus proximidades, defendiendo el
acceso al mismo, se puede observar un puesto de fusileros. Seguidamente, sin
que en ningún momento desaparezca el rastro de las trincheras, llegamos al
primero de los nidos de ametralladoras. Se trata, como es habitual, de una
construcción circular con dos troneras. En su interior, conservado en muy buen
estado, se pueden apreciar distintos huecos para los trípodes de las
ametralladoras pesadas, según fuera el modelo disponible, aunque la meseta
sobre la que se asentaba ha desaparecido. A pocos metros hacia el sur se
encuentra el segundo nido. De similar factura y tamaño destaca por lo bien
mimetizado que hoy en día está respecto al paisaje que lo rodea, y es que un
pino ha crecido sobre la tierra que lo cubre por lo que parece una peña más de
las muchas que pueblan estas alturas.
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Primer nido de ametralladoras de la sierra del Pedrosu. |
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Segundo nido de ametralladoras del a sierra del Pedrosu. |
El siguiente elemento es un abrigo
blindado al que se accede a través de una pequeña trinchera de comunicación.
Aunque ligeramente retrasado, está muy próximo a la primera línea y bien podría
tratarse de un puesto de mando como de un polvorín. Se trata de un pequeño
cubículo con paredes y techumbre de hormigón armado, recubierto en su totalidad
de tierra, siendo la puerta de acceso lo único que resulta visible desde el
exterior.
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Entrada al abrigo blindado |
Un poco más al
sur, siguiendo el trazado de las trincheras aparece el pozo que debería haber
servido de emplazamiento para otro nido de ametralladoras que no llegó a
terminarse. Hay que tener en cuenta que un elevado porcentaje de las
fortificaciones republicanas se levantaron en los últimos tres meses de guerra
en el norte. A continuación de este se encuentra el tercero de los nidos de El
Pedrosu, de idéntica hechura a los anteriores. Visto sobre un mapa, situando
tanto los tres nidos conclusos como los dos inacabados, se puede apreciar cómo
describen un arco a lo largo de todo el sector SE de la cima del cordal,
separados a intervalos más o menos iguales, creando un frente sólido que barre
con fuego de ametralladora todo el frente ocupado por los nacionales entre las
posiciones republicanas de El Piquín y La Escrita.
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Tercero de los nidos de ametralladoras acabados en lo alto de la sierra del Pedrosu. |
Continuando, una
vez que el camino comienza a descender, encontramos otras posiciones orientadas
al sur, entre los que destacan los pozos de tirador, los huecos que ocupaban
los abrigos de tipo chabola para las tropas de primera línea (los anteriormente
citados cuyo recubrimiento eran troncos, sacos y tierra) así como un solitario
nido de ametralladoras.
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Pozo de un refugio de tipo chabola. |
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Pozo para granadero o tirador. |
La ruta, siguiendo
la línea de trincheras, gira hacia el NE mientras desciende suavemente. En este
tramo, entre el bosque de pinos que cubre la ladera, se pueden encontrar
numerosos pozos de tirador con parapetos de piedra en los que se abren las
aspilleras, más refugios excavados en el terreno así como un nido de ametralladoras
más, todo ello unido por continuos tramos de trincheras. Estas posiciones
batían el Cimeru y enlazaban con las establecidas en Carballinos. Sin embargo,
estas últimas no se encuentran, por lo menos de momento, recuperadas
y puestas en conjunto con las anteriores, por lo que la ruta vuelve a girar
180º y, a lo largo de la cresta del cordal, en pronunciado descenso, se dirige
a la última posición en el alto de La Escrita. Esta zona, que hasta no hace
mucho tiempo estaba también cubierta de pinos, ha sido recientemente talada,
por lo que ofrece, con la salvedad hecha de las numerosas pistas abiertas en el
terreno, una visión más acorde con la que habría en 1937. Antes de llegar a La
Escrita, en uno de los extremos de un pequeño crestón rocoso a la derecha del
camino, se encuentra una posición excavada en el terreno que correspondía con
un observatorio republicano, que en su momento estaría cubierto por rollizos,
sacos y tierra y comunicado, por el lado oeste con la red de trincheras que se
expande por todo el cordal. Aunque el acceso directo entre el observatorio y
las trincheras ha sido destruido tras las últimas talas, todavía se puede
intuir el lugar por el que discurría el trazado original. En las líneas de
trincheras que se extienden por la ladera oeste, enfrentadas a las posiciones
de La Manga, se pueden también apreciar los huecos de numerosos refugios
pasivos excavados en la tierra para protegerse del fuego enemigo.
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Observatorio avanzado. |
Siguiendo el
camino se llega finalmente a La Escrita. Como ya se ha comentado esta posición
era de gran valor estratégico, pues se encontraba enclavada entre los puntos
fuertes enemigos, constituyendo una grave amenaza sobre el precario corredor
que unía Grau y Uviéu precisamente por el punto más comprometido, el del
desfiladero de Peñaflor. Esta cercanía al puente de Peñaflor hizo que desde La
Escrita fuera el punto de partida de numerosos asaltos contra las posiciones
enemigas durante las fallidas ofensivas republicanas por la ruptura del
corredor.
El primer elemento
de fortificación de entidad que encontramos es un nido de ametralladoras, un
poco retrasado, que barre la cara oeste del Cimeru. Tiene dos troneras, y
afustes para ametralladoras pesadas del tipo Colt y Hotchkiss. En esta
posición, tan sometida al fuego enemigo se puede apreciar claramente la
diferencia de acabado de este nido, mucho más tosco, con los vistos en lo alto
del Pedrosu, en Les Fontes o el Picu Abariegu.
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Primer nido de ametralladoras de La Escrita |
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Interior del nido, con dos troneras y afustes para ametralladoras Colt y Hotchkiss |
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Vista desde una de las troneras del nido. |
En La Escrita las
líneas de trincheras, muy bien marcadas, con gran profundidad y parcialmente
reconstruidas a su aspecto original con sacos terreros, troncos y parapetos de
piedras y tierra, cubren los 360º.
Bastante bien disimulado, situado en el extremo SE de la línea de trincheras,
se alza el segundo nido, de características similares al anterior. Está en el
tramo recuperado, por lo que el acceso se realiza bajo una techumbre de
rollizos (troncos de árboles) que cubre un tramo de trinchera. A continuación,
todo a lo largo de la línea, se levantan varios puestos de tirador o
granaderos. Siguiendo la trinchera parcialmente excavada en la roca madre, se
termina por llegar al único sector amigo, el norte, en el cual se abren los
grandes huecos en los que se levantaban los refugios y las chabolas que daban
cobijo y cierta protección a la guarnición allí destacada. En estos huecos de
las chabolas todavía quedan pequeños muros de mampostería que serían la base
sobre la que se sustentarían los troncos, sacos y tierra que cubrían el lugar.
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Restos de una de las chabolas que servían de refugio a la guarnición |
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Otra chabola con troncos como los que originalmente se techaría, para cubrirlo después todo con sacos terreros y tierra. |
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Un tramo de trinchera excavada en la roca madre. |
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Trincheras en La Escrita, con parapeto de sacos terreros. |
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Otro tramo de trinchera excavada en la roca con parapeto de sacos terreros. |
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Una piqueta supreviviente. Estas eran los soportes que mantenían las alambradas que circundaban todas estas posiciones. |
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Pozo de tirador en La Escrita |
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Segundo nido de ametralladoras de La Escrita. nótese la diferencia en el acabado con respecto a los de segunda línea. |
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Entrada al segundo nido desde la trinchera. |
Llegados aquí, nos
quedan dos opciones. O bien deshacer el camino andado y regresar al área
recreativa de La Degollada, o tomar una pista asfaltada que enlaza poco antes
del observatorio de La Escrita y que nos conduce hasta el mismo Peñaflor.
Ejemplo pionero de
puesta en valor de elementos de la guerra civil en Asturies, el Espacio
Histórico del Frente del Nalón es una oportunidad, para el aficionado y el
profano, de acercarse a este periodo histórico tan convulso y que tantas
pasiones sigue desatando hoy en día. Nos acerca quizás a un lado menos tratado,
especialmente en Asturies, como es el de la cotidianeidad en los frentes de
lucha, proporcionándonos una valiosa fuente de información que nos ayude a
entender mejor cómo se desarrolló esta guerra sobre el terreno. No están
ciertamente todos los elementos conservados en la zona, pues la estrecha franja
que constituía el pasillo de Grau es uno de los lugares que mayor número de
construcciones de la guerra guarda, pero es muy válido como punto de partida
por la variedad de tipologías que presenta. En fechas recientes se ha comenzado
a hacer algo parecido en las construcciones conservadas al otro lado del Nalón,
en el concejo de Grau, lo que resulta un complemento de gran importancia. Con
el tiempo sería deseable que esta protección y puesta en valor se extendiera
hacia el oriente, por los concejos de Les Regueres y Uviéu, de tal modo que se
pudieran recuperar, limpiar y acondicionar las numerosas estructuras que
existen en toda esta zona creando un Espacio Histórico común. Parece un
objetivo muy lejano, pero al menos los primeros pasos ya están dados.
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Parapetos de sacos terreros en La Escrita. |
En esta dirección se puede encontrar archivos pdf con los mapas y guías informativas de las rutas, que fueron elaborados por la Asociación para la Recuperación de la Arquitectura Militar de Asturias 1936-1937 y publicados por el ayuntamiento de Candamu.
http://www.ayto-candamo.es/espacio-historico-frente-del-nalon
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